Jonathan Jakubowicz es un pana que ha logrado todo lo que se ha propuesto, desde dar el salto a Hollywood hasta escribir un libro como «Las Aventuras de Juan Planchard» que se ha sido convertido en un éxito editorial en Venezuela. Por eso nos robamos unos minutos de su tiempo y le caímos a preguntas.
Sigue leyendo y entérate de que piensa Jonathan sobre el éxito del libro, sus próximos proyectos, el país y otro pocotón de cosas más.
-Lograr una segunda edición en Venezuela es un hito al que muchos autores aspiran. ¿Cómo te sientes con el éxito de la novela?
-Ha sido una de las satisfacciones más grandes de mi vida, porque combina el placer del logro profesional con el honor de sentir que mis ideas sobre nuestro país llegaron a mucha gente.
-Entendiendo que tienes una carrera en LA, ¿cuándo te echas una pasadita por Venezuela?
-Voy a Venezuela a menudo, pero hace mucho que no voy de trabajo. Quisiera volver a filmar en el país. He aprendido mucho en estos años y uno de mis sueños a futuro, cuando salgamos de estos tipos, es ayudar a traer producciones internacionales a nuestra tierra. Si pudimos llevar a Robert De Niro a Panamá, estoy seguro de que podemos hacer cosas grandes en Venezuela. Pero obviamente primero hay que liberar al país.
-Una de mis imágenes favoritas es la del elefante blanco. Con las protestas de los últimos meses, ¿estamos viendo las primeras sacudidas del elefante?
-Es indiscutible. El elefante despertó y está apunto de aplastarle la cabeza al explorador. Cada día que pasa, Venezuela se une un poco más frente a los criminales que nos gobiernan. Y esa unión nos está convirtiendo otra vez en un país.
-En Cuba hay dos versiones, la de los turistas y la de los locales. En Venezuela está la de los enchufados y la del ciudadano de a pie. ¿Podremos unificar las dos Venezuelas en algún momento?
-Hay psicópatas irrecuperables. Todo el que después de los últimos dos meses siga apoyando a Maduro es un enfermo mental para el cual no hay rehabilitación posible. Pero es necesario aceptar que no vamos a poder reconstruir al país sin la participación de gente que votó por Chávez, e incluso de gente que se creyó el cuento y fue cómplice del gobierno. No queda otra. Esa gente ya está abiertamente contra Maduro y tendrá su papel en la transición y en la reconstrucción, entre otras cosas porque sabe dónde están enterrados los muertos. El chavismo configuró la banda criminal internacional más efectiva de la historia y hay que tener información interna para poder desmantelar esa banda.
-Después de estos casi veinte años de revolución, ¿crees que algún día lograremos acabar con la cultura del guiso?
-Es fácil ser cínico y decir que no, que siempre seremos lo que hemos sido. Pero creo que hemos pisado un fondo tan hondo que es posible un despertar de la consciencia colectiva que nos obligue a ser más responsables. La clave está en ver la realidad a largo plazo y que el país se trace como prioridad llegar a tener salarios de primer mundo.
En Venezuela, tanto políticos, como profesores y policías, tienen que tener un sueldo que les permita vivir bien sin tener necesidad de robar. El Capitalismo responsable funciona, el irresponsable desespera a las mayorías y les hace creer en idiotas como Chávez. Apenas logremos sacar a los narcos del poder debemos trazarnos como meta que Venezuela tenga el salario mínimo más alto de Latinoamérica. Y hay que darle cadena perpetua a los condenados por corrupción. Urge crear un sistema donde el miedo a robar sea enorme, y la posibilidad de vivir bien con trabajo honesto esté garantizada. No es una utopía, es lo normal.
-Juan dice que él solo se adaptó a las nuevas reglas del juego pero termina siendo un conejo más. ¿Qué tanto tiene que ver la viveza criolla con la situación en la que estamos?
-El que le roba a su país se roba a sí mismo. Es algo difícil de entender porque vemos a diario a estos chavistas multimillonarios que se la pasan gozando por el mundo. Pero si profundizas en sus historias descubres que a todos les mataron a alguien, o perdieron lo que más amaban. Son historias rotas de millonarios infelices. Basta mirarle la cara a Winston Vallenilla. No hay que ser experto en psicología para saber que se quiere suicidar. Y así están casi todos.
-¿Qué harías si un familiar tuyo hace las cosas que hace Juan?
-Depende del familiar, si es cercano lo caigo a coñazos.
-Al parecer, vienen más aventuras en la vida de Juan Planchard. ¿Veremos un segundo volumen?
-Sin duda, espero que pronto.
– ¿A qué político le recomendarías la novela y por qué?
-A todos. Hay algunos que viven en un mundo de fantasía que no se puede ni creer. Pareciera que fueron los últimos en enterarse que había dictadura y que las elecciones eran puro entretenimiento.
-¿Quién es el peor venezolano que conoces?
-Es probable que Tarek William Saab sea el peor de todos, pues está dispuesto a matar a su propio hijo con tal de defender sus intereses.
-…¿y el mejor?
-Cada uno de los chamos que ha dado la vida por el país. Uno no puede sino bajar la cabeza y llorar ante un sacrificio tan injusto. Todos nos debemos a ellos. Y es obligación sagrada de todos recordarlos cuando llegue la hora de refundar la nación. Que los próximos dirigentes, cuando tengan la oportunidad de robar, recuerden que unos niños dieron sus vidas para que no los gobiernen criminales.
-¿Cuáles son tus presidenciables en la política venezolana?
-Tengo quince años pensando que es una completa idiotez hablar de elecciones mientras el país esté secuestrado por una banda criminal que nunca saldrá por elecciones. Hablemos de eso cuando la pervertida de Tibisay Lucena no sea parte de la ecuación.
-En una entrevista anterior hablabas de una negociación injusta y dolorosa como vía para resolver el peo. ¿Mantienes esa postura?
-Es injusto y doloroso imaginar una Venezuela en la que Luisa Ortega Díaz tiene futuro político. Pero se lo está ganando con actos reales y necesitamos toda la ayuda posible. Incluso si nos está engañando está acelerando la transición, y eso en nuestro caso significa salvar vidas.
-¿No te parece que esto es como dejar que se vayan lisos después de este peo?
-En un mundo ideal, todos los miembros de las fuerzas armadas irían a la cárcel, y todos los dirigentes chavistas serían juzgados en La Haya. Pero no vivimos en un mundo ideal. En el mundo real hay que hacer todo lo necesario para que Venezuela sea libre. Y eso implica aceptar la ayuda de todos aquellos que estén dispuestos a detener esta locura y abrirle las puertas al futuro.
-Si tuvieses que venderle la novela a alguien que no la ha leído, ¿qué le dirías?
-Que le pregunte a alguien que la ha leído.
-¿Te llamó algún político chavista para cuestionarte algo de la novela?
-El tipo de persona que hay que ser para apoyar esta masacre, no se consigue fuera de los hospitales psiquiátricos. Afortunadamente a ninguno de los pocos que quedan abordo del cartel los he conocido.
-¿En dónde estaría Planchard ahorita?
-Eso lo sabrán en la segunda parte. Juan está más activo que nunca, y tiene una función importantísima en todo lo que está pasando.
-¿Juan Planchard firmaría por la constituyente?
-Juan sabe que todo eso es paja. Firmar o no firmar, es una banda criminal que controla las armas de un país y no las soltará hasta que sea obligatorio. Y digo las armas porque lo demás no lo controla. Es impresionante el poco control que tiene Maduro sobre Venezuela. No recuerdo ninguna dictadura en la historia en la que una selección nacional llega a la final de un mundial y al regresar se niega a ser recibida por el presidente. Si te pones a ver no queda nadie relevante en Venezuela que no se haya pronunciado contra Maduro. Sólo le quedan unos bichos raros que tienen tantos crímenes encima que les da pánico dejar el poder.
-¿Y hubiese marchado en algún momento?
-Nunca. Juan siempre actúa tras bastidores.
-Si este libro llegara al cine, ¿quiénes te gustarían que fueran los protagonistas?
-Prefiero no decirlo por si algún día hacemos la película.
-De escribir una novela sobre la revolución bolivariana a dirigir un thriller sobre lo que sucede en la frontera México-Estados Unidos… ¿qué similitudes hay?
-Los carteles Mexicanos no hacen elecciones, y aquellos que se les oponen nunca han pensado que los pueden vencer con elecciones. De resto casi todo es igual.
-¿Qué se quedó por fuera del libro?
-La continuación. Se viene.
-¿Cuál es siguiente paso en el plan de dominación mundial de Jonathan Jakubowicz?
-No tengo plan de dominación. Sólo quiero seguir escribiendo y haciendo películas. El año que viene haré una llamada “Resistencia” sobre la historia de Marcel Marceau en la resistencia francesa. Estoy completamente loco por ese proyecto y creo que es extremadamente relevante no sólo para Venezuela sino para buena parte del mundo.