Porque seguramente somos el último país en el que se estrena y desde hace tiempo que estamos esperando para ver cómo Anne Hathaway se rapa el coco
Advertencia: quienes odian los musicales mejor se van a ver Iron Man 3
«Los Miserables» probablemente sea uno de los libros más universales de todos los tiempos. Quienes no lo han leído al menos lo han escuchado. Así sea a Chávez hablando de Jean Valjean.
Personalmente, detesto a todos los puristas radicales que no le dan una oportunidad a las adaptaciones antes de decir que no sirven para nada. La verdad es que ninguna película será nunca igual a un libro. Punto y aparte.
En la Francia del siglo XIX llena de desigualdad e injusticia social se desarrolla la historia de un exprisionero, Jean Valjean (Hugh Jackman), que es perseguido por el incansable Javert (Russel Crowe) desde que se fugó de su libertad condicional.
Valjean conoce a la miserable Fantine (Anne Hathaway) en sus últimos días y se compromete a cuidar a su pequeña Cosette (Amanda Seyfried).
Es una historia en la que transcurre el tiempo, los sueños, una revolución y sobretodo el amor. Al menos por ahí va la cosa, en el último tráiler hace un buen resumen.
Después de unas cuantas adaptaciones para el cine y la tv, y yo no sé cuántas de teatro (que los más pegados y p*labolas hemos visto en Youtube), Tom Hooper se lanzó una versión que no es para nada la más original pero sin dudas la más estética.
Y es que esta versión de «Les Mis» es eso. Es para pegados, fanáticos, adictos e ilusos románticos.
Se comete el error gigante de dar todo por hecho y dentro de su densidad se pierde casi toda la profundidad de Víctor Hugo. Es casi seguro que quienes no hayan tenido contacto previo con la historia se pierdan y la cataloguen de banal y hasta gafa.
En los 150 minutos que dura, que llegan a ser interminables, la historia transcurre con una rapidez tan abrumadora que llega a ser poco creíble. Los personajes son los más afectados por eso. Javert y el amor entre Cosette y Marius llegan a ser inmamablemente inocentes.
Está plagada de primeros planos que acentúan las actuaciones hermosamente teatrales (en un buen sentido), aunque llega un momento en el que uno se dice, «ya no más close ups».
Hugh Jackman es el papá de los helados. Además, es increíble lo bueno del maquillaje que lo hizo lucir hasta feo (Sí, HUGH JACKMAN se veía feo, increíble).
Anne Hathaway se ganó hasta el premio a la que más ganó premios con su participación. Y es genial sí, más no extraordinaria. Su interpretación de «I dreamed a dream» es hermosa, sí, pero Eddie Redmayne hizo prácticamente la misma escena una hora después en la película cantado «Empty Chairs and empy tables» y no lo elogiaron tanto. Todo el mérito de Anne está en la preparación previa en la que perdió yonosécuántos kilos y se dejó cortar con navaja el cabello -tan hermoso- que tenía.
Helena Bonham Carter y Sacha Baron Cohen estaban encargados de bajar la tensión con sus personajes pero fueron tan mal ideados que no sabía si estaba viendo «Los Miserables» o «Sweeney Todd».
Densa, larga y un poquito desesperante. No es para nada perfecta pero en resumen es una película para amantes empedernidos de la historia de Víctor Hugo, que sepan cuán profundas y desgarradoras son las circunstancias y los personajes, y aún más de musicales. Si no tiene las dos, probablemente terminen odiándola.