Pobreza, crimen, y muerte. Las consignas que sostienen el motivo principal de la aparición de los Johutsu en el Japón.
Debajo de la línea de optimismo que esconden series carismáticas como Dragon Ball o Naruto, se esconde una verdad fuera de los límites de la ficción. Una evidencia real que se difumina como la luz de la esperanza estropeada por la tragedia.
Japón es un país de tradiciones y valores de naturaleza infranqueable. La población mantiene en su código de vida variopintas acepciones debido a algunas situaciones cotidianas que adquieren -a veces- tonalidades implacables. Es decir, las personas pueden tomar decisiones trascendentales debido a un ligero accidente de trabajo, ligado a una incesante presión en su existencia.
Explico; el Señor Yamamoto fue despedido luego de que la junta directiva de su empresa decidiese realizar un recorte de personal. Sale del trabajo. Estaciona el carro. Se baja del vehículo. Abre la puerta de la casa. Saluda a su esposa con un tímido «hola» y revuelve la cabeza de sus hijos pequeños que se aproximan cuando oyen la chapa de la puerta. La esposa sirve la cena y todos comen en silencio. Yamamoto manda a sus hijos a dormir y sube con Hikari al cuarto. Allí, en la soledad compartida de su habitación, decide no contarle nada a su pareja y emprender el inevitable camino de materializarse en un Johutsu.
El caso del Señor Yamamoto se ha establecido como una práctica común en Japón. Las personas prefieren desaparecer que buscar ayuda. ¿A qué se debe ese comentario, podrán haberse preguntado? Y la respuesta está en el principio. Sí. La serie de valores tan íntimamente ligados al ser que cubrirá con una tela gris su destino.
La versión oficial que manejan las autoridades y familiares de todo Johutsu es que había dirigido sus pasos al Bosque del Suicidio; aquella zona que se hizo famosa debido a los múltiples «harakiris» -suicidio en japonés-, pues en torno al Aokigahara -nombre del bosque- se tejían muchas leyendas y mitos de demonios que habitaban el lugar.
Sin embargo, la versión oficial dista mucho de ser aquella. La verdad de los hechos sólo permanece escondida dentro del cerebro del Johutsu; como si fuera una hoja tostada por el sol de otoño. Errante. En un lugar muy lejano. Encontrando placentero el hecho de viajar y fundirse con el presente, para huir del temido y mortificante pasado.