No es momento para decirlo, pero esta historia que sucedió el pasado domingo en Cataluña ya la hemos vivido antes.
Es como un incómodo déjà vu…
Las comparaciones son odiosas, pero lamentablemente en Venezuela sabemos cómo se siente que los políticos jueguen con el pueblo, sabemos en qué consiste la violación de nuestros derechos y, sobre todo, conocemos muy bien la represión por parte de los efectivos del Estado.
Sabemos muy bien cómo unos pocos, con poder, imponen nuevas leyes e instituciones a su antojo, sin consultarlo con los ciudadanos.
Conocemos de primera mano cómo hacer un plebiscito para hacernos escuchar contundentemente ante el mundo.
Sabemos lo que es salir a llenar de gente las avenidas y que de alguna forma todo siga igual.
También sabemos otras cosas de ustedes.
Es de nuestro conocimiento que encuentran todo en sus automercados. Nosotros tenemos años peleando por encontrar artículos básicos como papel de baño, e inclusive pan.
Tenemos en cuenta que su inflación es insignificante en comparación a la nuestra. Sabemos que ustedes no se molestan cuando les incrementan el salario, puesto que sus precios seguirán igual en un par de semanas.
Sabemos que no se preocupan en salir por las noches con sus amigos, o de llegar a altas horas del trabajo, ya que en la esquina no vendrá alguien con una pistola y les matará para quitarles sus iPhone 7.
Conocemos que su salario mínimo alcanza para hacer un mercado, pagar servicios, alquiler y que aún así les sobra algo para disfrutar.
Imaginamos que el servicio de salud ahí es excelente, encuentran todos los medicamentos… Aquí no sabemos qué es un acetaminofén desde hace mucho rato.
Y estoy seguro que allá no comen de la basura.
La lista de cosas es inimaginable, pero después de lo antes nombrado, ¿siguen creyendo en ideologías socialistas y sus “profetas”?
Nosotros a lo largo de esta dictadura comunista aprendimos que mientras más unidos estemos, mejor.
Entonces, ¿creen que separándose de España conseguirán olvidarse de todos los problemas?
En mi perspectiva, lo que sus políticos quieren es huir de las leyes españolas y seguir haciendo lo mismo que sus semejantes, pero con más libertad: Robar.
Ah, por supuesto, sabemos qué se siente que nos roben, se me olvidaba.
En Venezuela estamos claros de que a pesar de no quererlo y no desearlo a nadie, vivimos peor.