«No puedo imaginar mi vida, ni la de nadie, sin música. Es como una luz en la oscuridad que jamás se extingue» Scorsese
Por: Daniela Carrascal
“Esta película debe verse a todo volumen” es el intertítulo con el que recibe a los espectadores el documental The Last Waltz, película con la que, en 1978, Martin Scorsese formalizaría su relación con la música. Aunque ya, desde 1970, había empezado a coquetear con ella cuando participó en la edición del documental Woodstock: 3 Days of Peace & Music.
La semana pasada los medios estuvieron plagados con la noticia de que Scorsese dirigirá un documental sobre The Ramones, luego de que el 11 de julio se conociera el fallecimiento del último integrante original de la banda punk, Tommy Ramone. Este dato, del que no se han dado más detalles aún, emocionó tanto a los entusiastas de la música como del cine, y es que, una lista de éxitos y premios garantizan que Scorsese es la mejor opción para recrear la historia de esta icónica banda.
El cineasta ha dejado saber en repetidas ocasiones que es admirador de rock y del blues, géneros que comúnmente usa en las bandas sonoras de sus películas. «No puedo imaginar mi vida, ni la de nadie, sin música. Es como una luz en la oscuridad que jamás se extingue», es una de las frases que Scorsese recita en el documental The Blues: Feel Like Going Home, del 2003, donde relata, casi a forma de tributo, los orígenes y la evolución del blues.
Scorsese plasma su admiración por los ídolos de toda una generación en películas que van más allá de mostrar el éxito, dando una mirada personal de cada uno, y No Direction Home: Bob Dylan, del 2005, es ejemplo de ello. Igual que su más reciente film musical, George Harrison Living in the Material World, del 2011. Ambos, largometrajes monumentales de casi cuatro horas con exhaustivos trabajos de investigación y belleza cinematográfica.
A la filmografía musical del director newyorkino se une el aclamado Shine A Light. Este documental, del 2008, reúne las presentaciones del A Bigger Bang Tour de los Rolling Stones, banda que se suele encontrar seguidamente en sus soundtracks como en Casino, junto con imágenes de archivo de la banda. Aunque el rock define el carácter musical de Scorsese, se destaca en su haber el videoclip de 18 minutos que dirigió para la canción Bad, del rey del Pop, Michael Jackson.
Martin Scorsese y la música tienen un matrimonio exitoso y de compañerismo. Para el director el uso de este recurso conlleva tanto detalle como cada uno de los cuadros de sus películas. No solo cuando dirige algún film con esta temática sino incluyéndola dentro de ellas. La música que usa el Scorsese acompaña y complementa las escenas, representan a veces una instrospección a la personalidad del personaje y en otras, sus vivencias o acciones. Infiinidad de ejemplos sirven para recrear esta idea: En la película Bringing Out The Dead, el tema “Janie Jones” de The Clash acompaña a Nicolas Cage mientras maneja una ambulancia a toda velocidad.
Pero, es el soundtrack de Goodfellas, de 1990, considerada una de sus obras maestras, donde la importancia de la banda sonora cobra más sentido. En esta película toda la música es usada con cuidado cronológico paralelamente a la vida del protagonista, Henry Hill (Ray Liotta), mientras ambas evolucionan. También se usó el recurso musical para representar la vida en el barrio italiano
donde crece el protagonista y para representar la personalidad del grupo de mafiosos con los que converge el personaje. Algunos éxitos que se pueden escuchar en la película son “Sunshine of your love” de Cream, “Rag to reaches” de Tony Bennett y el final de piano de la canción “Layla” interpretada por Derek and the Dominos.