Si algo puede mejorar cualquier tarde es un café… y tal vez un blow job. En Suiza lo saben, y es por eso que abrieron recientemente el «Café Fellatio«, un local que ofrece café y mamadas a sus clientes.
La idea es prometedora, pero no original. Su propietario, Bradley Charvet, tomó la idea de un local de Tailandia, y decidió adaptarla este 2016 con su empresa de chicas de compañía, FaceGirl.
Ginebra, por otra parte, es una ciudad bastante dada para esta clase de iniciativas, que obviamente está dirigida a un publico turista, masculino y de dinero. La sede de la ONU, la OIT, el Comité Internacional de la Cruz Roja, el Foro Económico Mundial o la Comisión Económica para Europa se encuentran ahí, así que ya podemos imaginar quiénes habrán sido los primeros clientes.
Cómo funciona el ‘Café Fellatio’
La idea promete ser mucho más útil para cualquier hombre de negocios que un burdel tradicional.
Entras, te recuestas cómodamente en una mesa privada, pides el café de tu gusto y la persona que te atiende te presta una tablet donde podrás ver «el otro menú»… evidentemente, con las chicas que dan las felaciones.
No podrás quitarte por completo la ropa, lo cual en parte es una ventaja si vas de afán.
Eso sí, el café, evidentemente, vendrá un poco más caro de lo normal: entre $55 y $60 la taza.
La parte legal…
En Suiza la prostitución es legal desde hace 40 años, así que no hay mayor riesgo, ni mucho menos se trata de un sitio clandestino. Tan legal es que hasta hace poco incluso se podía contratar a chicas suizas de hasta 16 años para tener sexo, lo cual si está un poco heavy, razón por la cual esto fue cambiado recientemente.
Lo que no es legal allí es el proxenetismo: no quieren nada con los chulos, en el peor sentido de la palabra.
Lo cierto es que pese a todo, es una iniciativa legal, del tipo liberal y que están cobrando fuerza en tantos países y es que, para tranquilidad de tus tabúes, la prostitución como se vive en esos países es algo de común acuerdo y regido por un marco legal. Las chicas lo hacen porque quieren, y es un servicio más.
Lo que estaría mal es que un negocio como este se diera en países donde la prostitución aún es penalizada, es decir: al margen de la ley, donde el negocio es controlado por criminales y las chicas sufren maltratos de diversas fuentes para ejercer.
En fin, que la idea promete, y si eres heterosexual y llegas a estar en Suiza con unos $60 (más propina) en el bolsillo, deberías probarlo.
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