El mundo de los que hablamos en castellano es muy difícil de comprender
Cuando aterrizas en otro país, lo primero que logras distinguir es el tipo de lenguaje y jerga que los autóctonos usan para comunicarse entre sí, y estoy seguro que en más de una vez para pedir indicaciones has pedido que “hablen un poco lento” porque de verdad te cuesta entender sus palabras, aunque hablen el mismo idioma que tú.
Y no me digas que no, porque seguramente en más de una ocasión te topaste con un español, escuchaste la palabra “coger” y tu mente se comenzó a tornar un poco sucia.
Si eres venezolano y le dices a un colombiano “estoy arrecho” (molesto, enojado), el cafetero seguramente te mirará con ojos de lujuria, ya que para ellos significa que estás “caliente”, o a “tono” para la actividad sexual.
Ya saben a qué me refiero…
Pero así como somos capaces de comunicarnos con nuestros paisanos, la posibilidad de entender a personas de otras latitudes es una virtud que nos sacará de problemas en muchas oportunidades y que, seguramente abrirá tu mente.
Asimismo, como soy buena gente, quiero decirles cinco palabras que se escriben igual pero que en otras latitudes significan lo mismo.
Machete:
Comenzamos fuerte, y no, no es el actor Danny Trejo.
Para el venezolano, que siempre piensa en doble sentido, comúnmente te diría que esta es una herramienta para cortar hierba, grama, plantas, árboles, etc.
Pero si lo vemos en el doble significado, también se refieren al miembro viril masculino. ¡OMG!
En Perú y Bolivia, machete es referencia de pareja; en Argentina se le llama a la hoja donde están escritas las respuestas de los exámenes en los colegios y universidades, asimismo, en Uruguay, se le llama de esa forma a aquellos que tienden a tener actitudes egoístas.
Guiso:
Como siempre, para los venezolanos esto tiene dos referencias. En el país de las mujeres más hermosas del mundo, el guiso es una comida, un platillo, y de la misma forma, significa que alguien tiene un negocio entre manos.
En la hermana república, esto representa a esas personas de carácter ególatra, y en la isla de Puerto Rico hace referencia a un trabajo temporal.
Concha:
Seguimos con la polémica. Esta palabra suele ser el nombre de muchas mujeres hispanoparlantes a lo largo del globo, pero en naciones como Uruguay y Argentina esta palabra es sinónimo de la vagina.
Cuidado si te llamas concha y se lo haces saber a un albiceleste.
Pendejo:
Una palabra que curiosamente es sínonimo y antónimo a la vez: Por ejemplo, en Perú, alguien pendejo es una persona muy lista, pero en Venezuela y México es una persona sumamente tonta.
En la nación de Messi, un pendejo es ese amigo menor que uno, pero también le llaman de esa forma a los vellos públicos… qué cosas.
Bolsa:
Desde utensilio hasta adjetivo, una bolsa en España se le llama a la mochila o morral portátil donde uno suele llevar diversos artículos.
Por otro lado, en el hogar de la Vinotinto, bolsa se le llama a las personas muy poco inteligentes, también a ese artículo donde se llevan las compras del supermercado, o donde se bota la basura, como en Uruguay.
En Ecuador le llaman así a los testículos, vaya vaya.
Según diversos estudios, el idioma español es más difícil de aprender que el inglés, muchos son los portales que abalan este argumento, y como bilingüe puedo certificarlo.
Pero el más importante se le adjudica a la imaginación del latino para inventar palabras y crearle sentido a otras.
¿Acaso no vivimos en la región más divertida del planeta?