Intentar descifrar cómo funciona la mente de Guillermo del Toro es un reto que pocos se atreverían a tomar; definitivamente no es lo que me propongo hacer.
El mexicano nos ha llevado en aventuras por mundos donde conviven fantasmas y criaturas mágicas; lugares donde conviven la fantasía y la guerra civil española o el universo de los kaijus: El imaginario del cineasta tapatío no defrauda.
En el mundo de Del Toro, los monstruos son sus más grandes aliados; por eso no es de extrañar que en el medio de The Shape of Water haya una de estas criaturas.
Cuando Guillermo del Toro vio por primera vez Creature From the Black Lagoon tenía 6 años. En la película de 1954 vemos a un grupo de científicos que encuentra a un humanoide de rasgos anfibios; razón por la cual pretenden estudiarla. En una de las escenas, Julie Adams, la protagonista de la película, nada en la Laguna Negra cuando la criatura se le acerca por detrás y le agarra las piernas. Lejos de asustarse, esta escena fue una de las favoritas para el director mexicano; a quien le pareció que todo el asunto era muy romántico y que terminarían juntos, pero no fue así.
Esto fue suficiente para que Del Toro decidiera tomar cartas en el asunto. 48 años después de haber visto Creature From the Black Lagoon, el director ha dirigido su versión de la historia en The Shape of Water. Su nueva película nos contará cómo Elisa (Sally Hawkins), una joven muda que trabaja como conserje en un laboratorio en 1963, en plena Guerra Fría, se enamorará de un hombre anfibio que está recluido allí.
En The Shape of Water, los elementos habituales de la narrativa del mexicano están influenciados por la obra del pintor neoyorkino George Tooker:
Como te conté más arriba, la principal influencia cinematográfica detrás del film es el clásico del cine de terror Creature From the Black Lagoon. Pero también hay otros largometrajes que influenciaron la labor de Del Toro al mando de The Shape of Water.
Swamp Thing es el personaje de la serie de DC Comics en la que Wes Craven se basó para la película del mismo título. De nuevo, un grupo de científicos investiga a una criatura bajo alto secreto y, como en la película de Guillermo del Toro, la mujer protagonista se enamora de la temida criatura; poniendo de relieve una historia parecida a la de King Kong.
Parecida pero no igual es la historia de amor de La Bella y la Bestia; llevada por primera vez a la pantalla grande por Jean Cocteau y, años después por Disney. La joven Bella empieza temiendo a la bestia; hasta que descubre que en realidad es una persona cariñosa y de la que acabará enamorándose.
La última referencia que te voy a mostrar, quizás no te parecerá la más obvia; pero una de las escenas de más tensión de la película nos hizo pensar en ‘Free Willy‘. Si, así mismo… Mientras veía la secuencia del escape, ¿en qué otra cosa podía pensar sino en el momento en el que el niño y mejor amigo de la ballena elabora un plan para salvarla y devolverla al mar?
Solo queda algo más por decir: Gracias, Guillermo, por creer en los monstruos.