La guerra ya era inevitable y todo se escapaba de las manos. El conflicto en Siria cada día era más latente y lo mejor que se podía hacer era huir tan pronto como se pudiera. Yusra Mardini y su familia llegaron a Turquía, buscando escapar de lo que ahora era su infierno. El Mar Egeo era su vía de escape, sin embargo, las cosas no marcharon como debían y hubo que tomar una decisión: o morir en el intento, o nadar para vivir, nadar para ganar.
Habían llegado a Estambul, y su destino eran las costas griegas, cruzando el Mar Egeo. Una embarcación con capacidad para seis personas y 30 minutos de motor las esperaba. Junto a ella y su familia iban 20 refugiados más. Efectivamente, el motor dejó de funcionar y el agua comenzó a filtrarse en el bote. El pánico invadió a los tripulantes. Aún faltaba mucho por recorrer, hacía frío y la mayoría no sabía nadar. Era momento de decidir o su destino sería inevitable.
Yusra junto con tres personas más -incluida su hermana- saltaron al agua y guiaron el bote con una cuerda, mientras lo impulsaban nadando. Durante tres horas se nadó hasta que finalmente llegaron a las costas griegas de Lesbos.
Ese día más de 15 personas fueron salvadas, Pero la historia de Yusra aún no terminaba. Con su familia, Yusra tuvo que recorrer casi media Europa en busca de refugio, hasta que llegaron a Alemania. Allí los recibieron e hicieron nueva vida.
Yusra llevaba la natación en la sangre. Desde muy niña su padre la había entrenado, e incluso ya estaba siendo supervisada por el Comité Olímpico Sirio, pero el conflicto le cegó sus sueños. Ya estando en Alemania, Yusra buscó maneras de volver a nadar, y no pasó mucho tiempo para que volviera nadar y lo mejor: participar en la Olimpiadas de Río 2016.
Hoy Yusra compite en las actuales Olimpiadas en Río por dos categorías: 100 m mariposa femenino (Obtuvo el puesto nro 41) y 100 m libre femenino por los que nadará este miércoles.
Pese a no colgarse aún una medalla, Yusra Mardini es la viva representación de los juegos Olímpicos, y de todo lo que engloba el valor del deporte. Si no logra ganar una medalla, ya habrá ganado lo más importante: la victoria ante las adversidades y la fuerza de la superación.