¿Sabías que en la próxima edición del diccionario de la Real Academia Española estará incluida la palabra posverdad? ¿Tienes idea de qué significa? Sigue leyendo que nosotros te echamos el cuento.
Empecemos por el principio: La posverdad no es otra cosa sino el movimiento generado por la frase “mi opinión vale más que los hechos”. En otras palabras, el auge de afirmaciones que parecen y se sienten como verdaderas pero no tienen ningún asidero en la realidad. Aunque una de las mejores definiciones la hace Adam Curtis en su documental Hypernormalization: “Vivimos en un mundo donde los poderosos nos engañan. Sabemos que mienten y ellos saben que sabemos que mienten, pero no les importa. Decimos que nos importa, pero no hacemos nada. Nada nunca cambia. Es normal. Bienvenidos al mundo de la posverdad”.
En un mundo donde hemos etiquetado como “posverdad” a ideas que son tomadas como verdad aunque sean falsas -como los “hechos alternativos” de Kellyanne Connway- estamos en peligro de normalizar la mentira. Entonces, podríamos clasificar como “posverdades” todo lo que no se ajuste a nuestra interpretación de la realidad. Veamos un ejemplo reciente y de nuestra propia cosecha: Donde muchos ven un alzamiento militar, otros -gracias a la varita mágica de la posverdad- verán atentados terroristas.
Según el neurocientífico Donald Hoffman, la evolución nos ha convertido en más aptos físicamente pero es este mismo proceso el que ha ido acabando con la realidad generación tras generación. Nuestra percepción ha evolucionado para incrementar nuestra aptitud y no para ver la verdad; sólo vemos la parte del bosque que nos sirve para sobrevivir y perpetuarnos. Perder el tiempo tratando de decodificar todas las señales que ofrece la realidad sólo llevaría a nuestra extinción.
A raíz de esta “ventaja” evolutiva; al ser humano le ha tocado instaurar una especie de realidad consensual y convencional conocida como sentido común. Un ente omnipresente que legisla, regula y promedia lo que es aceptado como la realidad. Ahora, llevemos todos estos conceptos a Venezuela: Un país donde la línea entre realidad y mentira se desdibuja cada día.
Si bien uno de los pilares que sostienen al régimen es la violencia; el otro es la manipulación de la información. Con una habilidad que parece copiada a calco de Orwell, y que sólo se había visto antes en Cuba, el gobierno implantó el doblepensar de forma magistral. En todos sus años de gobierno siempre hubo una realidad alternativa, construida a base de dinero, medios de comunicación y -si todo lo demás fallaba- represión. Por ende, el periodismo objetivo se ha convertido en un chivo expiatorio más del régimen.
La posverdad no es algo nuevo. Lo cierto es que este nuevo repunte no es otra cosa sino el redescubrimiento del poder de la mentira.