Cuando un apagón ocurre en otros países, la mayoría de las personas se sientan a leer, o se ocupan de otros asuntos que no requieran de la electricidad… si vives en Venezuela, el panorama cambia con un apagón:
- Corres a desenchufar todo porque «luego la luz viene de un solo golpe» ¿?
- Te vuelves creyente y aprovechas esa velita que encendiste para pedirle a todos los santos que se te haya guardado lo que estabas haciendo en la compu.
- Tratas de averiguar si esta vez sólo afectó a tu zona, o si algún otro municipio/estado comparte tus penas.
- Maldices. Maldices mucho. A quién, queda a gusto del consumidor.
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En un país con unas represas capaces de generar con creces si les realizaran mantenimiento el consumo necesario para toda la población, y en el que incluso una vez cierto ser intergaláctico -cuyo nombre no diremos- dijo que «podíamos vender y regalar electricidad» la realidad es muy oscura, porque el apagón llegó para quedarse.
Pero lo que realmente se ha vuelto casi un deporte nacional es esperar que se restablezca el servicio para conocer al nuevo culpable de la falta de luz en este país. ¿Fallas en la distribución? Por supuesto que no. ¿Ineficiencia en el manejo de los recursos? Cristo te reprenda. ¿Es que acaso la Venezuela Potencia no realiza mantenimiento? Hereje. Para el Gobierno, las causas son siempre otras… muy originales, eso hay que reconocerlo.
¿Quien no recuerda cuantos memes originó la famosa y rostizada iguana que fue la causante de algunos de los más espectaculares apagones hace poco tiempo? ¿Cómo olvidar esa vez en la que los apagones fueron causados por un comando digno de tumbarle el puesto a The Expendables?
Ni Caracas se Salva
Hasta hace unos días, las raciones diarias de apagones eran comunes en el interior del país; pero ahora le tocó el turno a la capital. Al bastión en el que ocurría nada o poco comparado con las otras regiones del país, le llegó la hora de sufrir.
El último (hasta ahora) tuvo lugar el 31 de Julio y dejó a prácticamente 4 estados sin luz. Caos, desespero, fallas de transporte, gente caminando en el metro… Es decir; lo mismo de todos los días pero sin luz. Luego de más o menos 5 horas restablecieron el servicio (de luz, los demás siguen en el caos cotidiano) y todos corrimos a buscar las noticias de quien era el culpable. Hay que reconocer que ésta vez se superaron.
No fue una lagartija hipertrofiada, o un comando imperialista; mucho menos saboteo interno,
¿Culpable del apagón?
La culpa la tuvo: Un cable. UN SOLO CABLE no más grueso que tu brazo dejó sin luz a 4 estados. ¡Que país potencia, qué ejemplo de eficiencia! ¿Lo mejor de todo? El ya tristemente famoso cablecito estaba dentro de una instalación custodiada por militares; lo que quiere decir que el super humano que logró atravesar las poderosas vallas, los custodiados muros y burlar a efectivos entrenados para matar, sólo cortó un cablecito y salió como si nada.
¡Qué bárbaro!
En nuestra cuenta de Twitter quisimos conocer cuál era el favorito de todos:
La respuesta oficial al #apagon que nos dejó #sinluz: UN cable pequeño, cortado. ¿Cual es tu excusa favorita?
— breinguash (@breinguash) July 31, 2018
Vivir en un país en el que los servicios básicos no sean garantía; en el que algo tan condenadamente simple como no poder dar por seguro que al tocar el interruptor vas a iluminar tu habitación. Donde si te atreves a subir a un ascensor recuerdas de golpe todo tu catecismo y comienzas a recitar letanías para no quedarte encerrado, es vivir en un país que está condenado al oscurantismo.
Literalmente.