Mi primer acercamiento a Jordan Peele fue con Key & Peele, el show de Comedy Central que se convirtió en uno de los programas a seguir para los amantes de la comedia.
La dupla de Key y Peele se formó en 2003 cuando ambos formaban parte del elenco de MadTv; en ese entonces, empezaron a perfeccionar su ideal de la comedia; uno que no fuese tan “apto para todo público” como Will Smith ni tan abrasivo como el de Dave Chappelle.
Key y Peele encontraron el punto exacto donde la sutileza, la ironía y el sarcasmo les permitiría abordar la realidad racial de Estados Unidos y el análisis de los fenómenos de la cultura pop desde diversos puntos de vista. Eso y la gama de personajes que terminaría por convertir a Key & Peele en el éxito de masas que conocemos hoy en día.
Durante las cinco temporadas de Key & Peele, la dupla de comediantes se concentró en confrontar algunos símbolos de la cultura pop; no hubo tema que no tocaran. Pasaron por las tribus guerreras primitivas, Saw, The Usual Suspects y Les Misérables, sin contar sus parodias a los excesos de Hollywood. Pero quizás la labor más importante de Key & Peele no fue solo subvertir los momentos más punzantes de la cultura pop; los usaron para resaltar las ansiedades y peculiaridades socioculturales persistentes en la sociedad norteamericana.
Esa habilidad para subvertir paradigmas se hizo más evidente cuando la labor tenía que ver con diseccionar aspectos relacionados a la identidad racial. Jordan Peele encontró la veta perfecta a explotar en la idea de cambiar de código; sea en un sketch de dos hombres negros que pretenden ser más fuertes de lo que en realidad son o una parodia de la habilidad del ex presidente Barack Obama para pasar de la sobriedad absoluta a un registro más relajado.
Otro ejemplo de las ideas que Peele desarrollaría a futuro estaba en su habilidad innata para demostrar que cualquier idea radicalizada es capaz de distorsionar la perspectiva del entorno. Se trate de un maestro sustituto negro que exagera los nombres de sus alumnos blancos o en un sketch donde un hombre negro que viste una sudadera con capucha camina por un vecindario blanco.
Hoodie salió a la luz pública en 2013 como un sketch más dentro del universo de Key y Peele, pero llevaba consigo el germen de lo que, cuatro años más tarde, sería Get Out. Ambos proyectos están unidos por su premisa: El típico suburbio blanco donde nada pasa es capaz de esconder los secretos más oscuros de la sociedad norteamericana.
Después de su estreno, Get out se convirtió en un fenómeno cinematográfico, cosa que pocos esperaban de la primera película de un tipo que se dio a conocer haciendo comedia y que, además, se enfoca directamente en un tema tan espinoso como el racismo en Estados Unidos.
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El debut de Peele fue laudado por tribunas tan reconocidas como el New York Times y la revista Time por haber sido capaz de exponer el error en la matriz: Aunque la mayoría de norteamericanos progresistas proclamen a los cuatro vientos que se sienten cómodos hablando de las divisiones sociales; todo es una gran mentira.
The Sunken Place means we're marginalized. No matter how hard we scream, the system silences us.
— Jordan Peele (@JordanPeele) March 17, 2017
En Invasion of the Body Snatchers, los aliens se infiltran en la tierra apoderándose y duplicando los cuerpos de sus huéspedes; en Get Out los blancos reducen a los negros a partes asimilables para asegurar la preservación y prolongación de la raza. Además de todo eso, Jordan Peele consiguió todo esto poniendo a un hombre negro en el rol protagónico.
Después de haber pateado la mesa y ganar unos cuantos fanáticos en el proceso, Peele estrenó Us; la historia de una típica familia norteamericana que es enfrentada con sus peores miedos.
La cinta, protagonizada por Lupita Nyong’o y Winston Duke, rompió récords en taquilla y recaudó más de 70 millones en su primer fin de semana en Estados Unidos. Us tiene bastantes diferencias con Get Out!; empezando por el hecho de que la cinta protagonizada por Lupita Nyong’o es rápida y sangrienta; pero en el fondo tiene la misma escritura brillante de Jordan Peele.
Peele sabe que debe mantener a la audiencia fuera de balance; es la única forma de contrarrestar cualquier juicio que pueda tener la audiencia al entrar a sus películas. Más importante aún, es la única forma de mantenerse fiel a sí mismo como creador.
El propio Jordan Peele ha dicho que sus historias siempre buscan mostrar la fealdad y los defectos de la humanidad; demostrando que los verdaderos monstruos están entre nosotros.
Sin embargo, dos películas exitosas bajo el cinto no son suficientes para aplacar a los críticos. En marzo, Peele declaró que no se ve a eligiendo a un protagonista blanco y se encendió la polémica. ¿Está mal que un tipo que, básicamente decidió hacer su parte en lo que corresponde a la representación de las minorías mantenga su política? No; después de todo, tiene razón.
Los problemas de representación existen. En al menos el 90{e32a6e443d06062fe26dd8c7d4f4ab61ce0c78d9d89f366ae2d433a05daaf42c} de las películas de Hollywood, los latinos tienen pocas opciones: pandillero, mafioso o señora de servicio; ni hablar de los asiáticos. Para mantenernos en el horror, estereotípicamente hablando ¿quién es la primera víctima? El negro o el gordo del grupo. Son cosas que están allí y experimentamos cada vez que nos ponemos frente a la pantalla.
Pero, ¿qué hizo Jordan Peele? ¿Se quejó del status quo? Probablemente. ¿Fue a castings para otro tipo de roles? De repente. Pero cuando ninguna de las opciones previas resultó, ¿qué le quedó? Cambiar el paradigma: Escribir, producir y dirigir el tipo de películas de horror que él quería ver y sabía que no existía en el mercado. Al tomar el camino más difícil, Jordan Peele está generando oportunidades para los que vienen detrás de él, como Winston Duke; por ejemplo.
Get out! fue una apuesta arriesgada que rindió frutos y, tanto ella como Us, sirvieron para darle poder y peso a Jordan Peele dentro de la industria cinematográfica. Honestamente, si la Adelaide Wilson de Us fuese blanca, la película no sería tan innovadora; solo se parecería a las miles de películas de invasiones que hemos visto a lo largo de los años. Ahora que todo el mundo sabe quién es y cómo pretende hacer las cosas, Jordan Peele solo está interesado en usar su capital de la mejor forma posible.
Que Universal Studios te diga que si cuando les propones hacer una película de terror con una mujer negra como protagonista, es tener poder para subvertir los paradigmas. Decir que tu política como productor es darle roles protagónicos a las minorías y dejar que los blancos ocupen el segundo plano es tener poder y saber cómo usarlo.