Pitillos, sorbetes, popotes, pajitas o bombillas. No importa cómo les digan en tu país; lo cierto del caso es que de un tiempo para acá, hemos visto como país tras país ha pasado a prohibir el uso de estos tubitos de plástico para intentar paliar la contaminación de los océanos.
Para nadie es un secreto que la presencia de plástico en los océanos es un problema que solo ha aumentado con el paso del tiempo. Lo que si es un tanto extraño es que solo hace un par de años, el tema encontró su espacio en el inconsciente colectivo. De hecho, el año pasado uno de los casos más mediáticos ocurrió en España, cuando un grupo de científicos descubrió el cuerpo de un cachalote con más de 20 kilos de plástico atrapados en su tracto intestinal. Otro estudio estableció que, tras estudiar 102 tortugas marinas de siete especies diferentes, cada espécimen analizado había ingerido algún tipo de material plástico.
Pero como toda buena pelea necesita un villano, la opinión pública ha centrado sus esfuerzos en el pobre pitillo. ¿Por qué? Probablemente todo sea culpa de un video de ocho minutos que vídeo fue difundido por los biólogos Nathan Robinson y Christine Figgener. En él vemos a un grupo de activistas sacar ––con un bastante esfuerzo–– un objeto de la nariz de una tortuga marina.
Cuando finalmente lo logran, una de las activistas exclama «¡un puto pitillo!». El hecho sucedió en Costa Rica y, desde su publicación ha superado los treinta y cinco millones de vistas. Suficiente como para crear un enemigo común, ¿no?
Pero hay una verdad que las mentes maestras detrás de estas campañas se han ocupado de ocultar. Un artículo de Bloomberg explica que si de un día para otro, todos los pitillos plásticos del mundo poblaran los océanos, solo representarían menos del 1{e32a6e443d06062fe26dd8c7d4f4ab61ce0c78d9d89f366ae2d433a05daaf42c} del grueso de desechos plásticos que afectan al ecosistema marino.
Un estudio, esta vez de 2016, le pidió a un grupo de expertos que clasificaran los artículos de acuerdo a su peligrosidad para la vida marina. Los resultados arrojaron que encontraron que «el equipo relacionado con la pesca, los globos y las bolsas de plástico representan un mayor riesgo de enredo para los animales; mientras que los utensilios y bolsas plásticas entran en el grupo que tiene mayores posibilidades de ser ingerido por los animales”.
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Si, tenemos un problema gigantesco con la cantidad de desechos plásticos que se vierten en los océanos. El Gran Parche de Basura del Pacífico, que desde 1990 sobrenada entre la costa de California y Hawaii, cubre 1.6 millones de kilómetros cuadrados; o lo que es lo mismo, dos veces Texas o tres veces el tamaño de Francia.
Los especialistas suponen que al menos la mitad del GPBP está compuesta por redes de pesca y un 10 o 20{e32a6e443d06062fe26dd8c7d4f4ab61ce0c78d9d89f366ae2d433a05daaf42c} es material que fue arrastrado durante el tsunami que en 2011 golpeó a Japón; todo eso sin contar el cargamento de zapatos Nike que lo inició todo. Ah, se nos había olvidado decirte que el gran parche de basura del pacífico solo es una de cinco pseudo islas de basura que flotan alrededor del mundo.
Así que aunque los pitillos están dentro de los sospechosos habituales, no es muy productivo que pongamos todas nuestras energías en erradicar algo que solo representa el 1{e32a6e443d06062fe26dd8c7d4f4ab61ce0c78d9d89f366ae2d433a05daaf42c} del problema. De hecho, incluso podríamos estar restando recursos a otros esfuerzos que podrían tener mayor impacto en el planeta o estar causando mas daño al medioambiente.
Es alentador que varios gobiernos estén tomando cartas para combatir la basura plástica; pero las leyes que están aprobando para detener el avance del plástico, podrían generar otros impactos ambientales. Por ejemplo, las bolsas de plástico desechables requieren menos recursos naturales (tierra, agua, emisiones de CO2, etc.) para su producción que las de papel, el algodón o las bolsas plásticas reutilizables. De la misma forma, la fundición de acero –el mismo que se usa en la elaboración de los pitillos de acero inoxidable– no es conocida por ser la práctica más verde, ¿verdad?
Según el Ministerio de Medio Ambiente y Alimentos de Dinamarca, descubrió que tendrías que reutilizar una bolsa de papel al menos 43 veces para que sus impactos ambientales por uso sean iguales o menores que los de un uso de la clásica bolsa de plástico desechable. Si cambiamos la bolsa de papel por una de algodón orgánico, el número sube a 20,000; lo que básicamente equivaldría a usar una bolsa de algodón todos los días durante casi 55 años. Eso si, hay que tener en cuenta que en ese índice de impactos ambientales solo se suman los usos de agua y tierra, las emisiones de CO2 y valores del mismo ámbito, pero no incluyen su impacto en la contaminación por plástico.
Entonces, ¿en qué deberíamos centrarnos? ¿Qué acciones tendrán el mayor impacto positivo en nuestro medio ambiente?
Nadie niega la importancia de establecer normas sociales para disminuir la cantidad de desechos que generamos o ponerle coto al uso excesivo del plástico. Cada bolsa o botella de plástico extraviada que retiramos de un canal, playa o parque es una amenaza menos para la vida marina y el resto del mundo.
Además, si reducimos la cantidad de objetos plásticos y empaques que usamos, y los reutilizamos cuando sea posible, estaremos disminuyendo la cantidad de plástico que los sistemas de manejo de desechos necesitan procesar.
Necesitamos relajarnos un poco con respecto al tema de los malditos pitillos. En este momento, renunciar a su uso está de moda; pero no es una solución milagrosa. Simplemente es el ejemplo perfecto de una política que combina una alta visibilidad con un bajo impacto global real.
Quizás la respuesta al asunto está en crear una gama más amplia de políticas públicas inteligentes con verdadero impacto en el mar de plástico en el que estamos sumidos y no solo sirvan para crear un post cool para Instagram o para posicionar un producto.
Prohibir las bolsas plásticas desechables y los pitillos, sin implementar acciones adicionales es intentar detener un tsunami con un dique de ramitas secas… No tengo pruebas, pero tampoco dudas.