Desde pequeños nos enseñan que el cuerpo humano tiene cinco sentidos mediante los cuales adquirimos toda la información que entra a nuestro cerebro. Si, es cierto: gusto, tacto, oído, vista y olfato; pero resulta que son muchos más y seguro no habías caído en cuenta.
Para hacerte el cuento más sencillo, los dividiremos en dos: los primarios, que son los cinco que ya conoces de memoria. Y los que la neurociencia ha descubierto desde los años 70 hasta acá, que son una subcategoría:
- Equilibriocepción: te permite saber si estás parado, sentado, acostado, inclinado, e incluso hacer actividades físicas como bailar, correr o subirte a la cuerda floja. Este sentido está conectado al oído, es por eso que te desbalanceas si tienes una falla en entre este órgano y el cerebro.
- Cinestesia o Kinestesia: permite percibir y controlar la tensión muscular y los movimientos de tu cuerpo.
- Sentido de la presión: actúa en dos niveles en la piel para percibir presión leve o profunda.
- Termorrecepción: a través de este sentimos las temperaturas externas en el organismo.
- Propiocepción: Es la capacidad de saber donde están ubicadas las partes de tu cuerpo. ¡Tócate la punta de la nariz con los ojos cerrados!
- Sinestesia: esta capacidad es aún más compleja y no todos la tenemos. Permite asociar un color al escuchar un sonido, o sentir el gusto de una textura sin probarla.
- Percepción: sonará redundante y quizá sea la base de todo, pero es lo que permite ‘percibir’ lo que nos rodea.
- Interceptores: nos permite recibir estímulos desde el interior de nuestro organismo. ¿Te duele el estómago? Ya sabes quién te alerto.
- Termoalgesia: a diferencia de la termorrecepción, esta recibe la temperatura desde el interior del cuerpo, así sabemos que tenemos fiebre.
- Bariestesia: se trata de sentir el peso de los objetos en nuestro cuerpo. Por ejemplo, la ropa, un reloj…
- Nocicepción: es la capacidad de sentir dolor.
- Interocepción: va de sentir el ritmo cardiaco, la sed, el hambre, el apetito sexual, las náuseas… Es la forma en que tu cuerpo te habla.
- Cenestesia: sensación general de la existencia de tu propio cuerpo, esta actúa junto a la propiocepción.
- Mecanorrecepción: es la capacidad de respuesta de nuestro cuerpo a un estímulo externo, o lo que comúnmente llamamos un acto reflejo.
- Cronocepción: ¿alguna vez te ha dado la sensación de que es mediodía sin ver la hora? Pues es gracias a este sentido. Nos permite percibir el paso del tiempo y tener un aproximado de qué hora es sin necesidad de un reloj. Capaz no es de lo más exacto, pero es muy útil, sobre todo cuando vas en la calle y no quieres sacar el celular.
- Sentido de la profundidad: en conjunto con la vista, podemos tener una idea de cuanta distancia hay de un punto a otro, a simple ojo. Personas como los arquitectos o fotógrafos tienen este sentido bastante desarrollado.
- Ecolocalización: si las anteriores te parecieron geniales, espera a conocer esta; ¡una de las más cabillas! Funciona si una persona emite un sonido al chasquear la lengua y escucha cómo rebota en el entorno inmediato. Por lo general, los invidentes desarrollan más este sentido, es una forma de ‘ver en la oscuridad’.
¿Ahora entiendes por qué la distinción que hicimos al principio? Los sentidos primarios están más ligados a la recepción de la información, mientras que los otros apuntan a la percepción. De unos estamos más conscientes que de otros y no todo el tiempo los tenemos en funcionamiento, algunos solo se activan con necesidades específicas.
Desde luego, lo de tener cinco sentidos es una verdad a medias. Cuando estamos pequeños necesitamos la información adecuada a nuestras capacidades de entendimiento, por lo que hablar de más sentidos podría enredarle el papagayo al niño, ¿pero nos vamos a quedar con los cinco para siempre?