El arte de la guerra es un juego de ajedrez en el que gana quien llegue primero a los avances tecnológicos, dando origen a los hechos más importantes de la historia; por algo el hombre llegó a la Luna hace 50 años, pero la lucha continúa.
Hace un par de meses vimos la disputa entre Google y Huawei; es decir, entre Estados Unidos y China. Esto no significaba solamente un choque de trenes; no era un berrinche de Trump ni se trataba solamente de sacar la marca asiática del mercado. Hay un trasfondo mucho más complejo.
En esta sociedad hiperproductiva en la que vivimos, lo que prima es la inmediatez. La promesa 5G de una conexión a Internet y una transferencia de datos hasta 100 veces más rápida de la que tenemos actualmente (4G), nos tiene a todos esperando con ansias.
Autos que se manejan solos, telemedicina, operaciones remotas y casi todo lo que podamos imaginar en tiempo real, con la ayuda de la realidad virtual y la inteligencia artificial, ahora es posible. Estamos ante una tecnología que llegará a facilitarnos la vida mucho más. Aunque también veremos nuevas maquinarias de guerra diseñadas con total precisión.
A nosotros como a cualquier mortal, no sabemos qué complicaciones graves nos pueda traer, pero, ¿por qué le preocupa tanto a Trump?
La situación
Mientras Estados Unidos tenía tecnología 5G únicamente para uso militar, y anunció su lanzamiento para 2021; China decidió adelantarse y hacerla comercial este mismo año.
Imagina que agarrasen tu tecnología de punta, que solo está a disposición de los más sagrados de tu nación, y de un momento a otro, tu contrincante la hace accesible para cualquier persona. ¿Un golpe, no?
Esto implica, además de otras cosas, la posibilidad de expiación. Infiltrar drones del tamaño de un insecto, con realidad virtual y respuestas inmediatas no sería tarea complicada; pero lo más cumbre del caso es que no hay manera de controlarlo. ¿Cómo saber de dónde viene si todo el mundo tiene acceso?
No solo se trata de la tecnología más rápida hasta ahora, sino de su dualidad en cuanto a seguridad. Dualidad porque las redes no se pueden intervenir, entonces lo que es seguro para el usuario común, resulta una completa locura para el Estado Americano; es decir, no pueden hacer rastreos y eso significa perder el control, al menos hasta que desarrollen otras opciones, pero China no les dio tiempo.
Ahora bien, ¿por qué Trump reculó ante su arremetida contra Huawei? El asunto se complica aún más.
Tierras Raras
Como en todo juego, siempre se esconde una estrategia. En este caso, China tiene sus Tierras Raras: un grupo de 17 elementos químicos que son la materia prima para desarrollar las altas tecnologías. Aquí es donde se pone interesante la situación.
Según un artículo publicado por El Economista, el docente de la Universidad China de Hong Kong, Wong Kam Fai, afirma lo siguiente:
«La restricción es ciertamente una de las cartas que Xi guarda en la manga para forzar a los manufactureros estadounidenses a que se piensen dos veces sus estrategias de veto a las empresas chinas».
Y por si fuera poco, el 90{e32a6e443d06062fe26dd8c7d4f4ab61ce0c78d9d89f366ae2d433a05daaf42c} del mercado de estos componentes lo maneja el país asiático, pero ¿por qué?
Al parecer, la explotación de estos materiales es sumamente dañina para el medio ambiente; digamos que los demás países dejaron que China hiciera el trabajo sucio. ¿A largo plazo resultará positivo su empeño en alzarse en este nuevo orden mundial?
Las potencias siempre buscarán el control, nada que no sepamos; pero los costos que paguen pueden ser incalculables.