Hace cuarenta años, el 15 de agosto de 1979, el mundo vio por primera vez Apocalypse Now. Desde entonces, pocas películas han conseguido igualar la escala y ambición del ahora clásico de Francis Ford Coppola.
En la cinta, el Capitán Willard, un oficial del ejército estadounidense debe adentrarse en la jungla camboyana para eliminar a Kurtz, un coronel renegado que se ha vuelto loco. Willard debe navegar por el río hasta llegar al corazón de la selva, donde Kurtz reina como un buda despótico sobre los miembros de la tribu Montagnard
Para el momento de su estreno, Apocalypse Now logró algo que muchos pensaban imposible: Ser una obra maestra con la calidad suficiente para callar las voces de sus críticos, quienes incluso llegaron a llamar a la producción Apocalypse Never?; esto teniendo en cuenta el tortuoso proceso de filmación que se extendió por tres años.
La importancia de la película de Francis Ford Coppola es tal que, aunque no hayas visto a Willard perseguir a Kurtz; probablemente hayas visto como permeó las capas del mundo de la cultura pop.
Hoy en día la secuencia del ataque de los helicópteros mientras suena La cabalgata de las valkyrias de Wagner es de dominio popular; tanto que quizás tienes un amigo al que le encanta decir que “ama el olor a Napalm en la mañana” o ya viste Rushmore o Tropic Thunder y encontraste todas las referencias en ambas parodias.
Martin Sheen hace un trabajo extraordinario como el centro emocional de la película que se va deshaciendo con el paso del tiempo. Si a esto le sumamos a un Marlon Brando en la que se convertiría en una de sus actuaciones más famosas; Apocalypse tiene motivos de sobra para ocupar un lugar de honor en el universo cinematográfico.
En términos de legado, la película de Coppola es comúnmente considerada como una de las mejores películas de guerra de todos los tiempos. De hecho, también es conocida como una de las mejores películas de los años 70; elogio que no es poca cosa si tomamos en cuenta que esa, posiblemente, sea la mejor década de la historia del cine.
Quizás el mayor logro de Apocalypse sea sumir a su audiencia en una especie de trance, que desde la silla del director, imita a la perfección el estado mental de Vietnam y todos aquellos involucrados en la guerra. El conflicto y sus efectos se despliegan de forma casi monstruosa ante nuestros ojos gracias a la cinematografía de Vittorio Storaro; pero lo hace dejando espacio para la intimidad y el misterio, que se hacen visibles en la voz de Willard.
Pero el objetivo final de Coppola no era justificar la locura de la guerra o hacerla aceptable; todo lo contrario. El verdadero motor de Apocalypse Now es la idea de atrapar a la audiencia en su mundo para hacerles comprender el efecto completo de la vida en una jungla sangrienta de nuestra propia creación.
Desde su obertura explosiva hasta su brutal final, Apocalypse Now sumerge a su audiencia en una locura que parece salida de un sueño. No nos queremos imaginar si este clásico del cine hubiese tenido la misma proyección de haber terminado en manos de George Lucas; a quien el propio Coppola tenía planeado asignar la cinta.