Cuando pensamos en el suicidio, lo primero que se nos viene a la mente son las enfermedades mentales, la debilidad, la cobardía y todo lo que nos ha acostumbrado a creer nuestra cultura; y eso sin entrar en detalles religiosos. Pero… ¿qué pasaría si les dijeran que están equivocados respecto a esa percepción?
Hoy, en el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, queremos ofrecer un aporte, desde nuestra esquina, porque solo hablándolo, lograremos reducir sus riesgos.
Datos alarmantes
¿Sabían ustedes que cada 40 SEGUNDOS se suicida una persona en el mundo y al menos unas 800 mil personas al año? Así lo ha hecho saber la OMS con su campaña 40 segundos para actuar, que inició hoy y culminará el 10 de octubre.
Pero más allá de los números, las historias cercanas y esa sensación de escalofríos que nos recorre cuando hablamos del tema, ¿qué sabemos?
No seamos parte del problema
Tal vez no podamos ir por la vida solucionándole los problemas al tomo el mundo, eso está claro; pero sí podemos comprender y tratar de hacerles las cosas más llevaderas.
Posiblemente les haya pasado que han visto a una persona depresiva y solo piensan que su actitud es un simple llamado de atención; pero resulta que muchas veces juzgamos a la ligera sin caer en cuenta que no todos reaccionamos igual a las situaciones adversas.
No estamos diciendo que nos tomemos a pecho las realidades de otros; pero… ¿y si con nuestras acciones les estuviéramos soltando la cuerda que los sujeta?
Hay cosas muy sencillas que podemos hacer sin tener que inmiscuirnos demasiado. Pudiéramos empezar por reconocer los mitos y entender las verdades; eso marcaría una diferencia. Eres un persona antes, y serás otra completamente diferente después de saberlo.
La psicóloga clínica Teresa Barroso, recaba una serie de mitos que han sido estudiados por varios científicos entre 1979 y 1996, y nos explica lo que pensamos que sucede y cómo es en realidad, para entender mejor y poder cruzarnos del bando del problema al de las soluciones:
Hablar sobre el tema no desata una ola de suicidios
Al contrario de lo que se piensa, una de las maneras más efectivas de contrarrestarlo es enfrentándolo; eso sí, con mucho tacto e inteligencia. Eso de que «los medios no lo dicen para no inducirlo» es una falacia. Nada que permanezca bajo la sombra será combatido; no se disminuye el riesgo evitando hablar de ello.
No es impulsivo
Tendemos a creer que muchas personas lo hacen en un arrebato, pero la verdad es que es mucho más premeditado. El acto, el momento o la forma pueden ser impulsivos, pero la idea ya ha venido rodando en la mente del suicida como una bola de nieve y de no atacarla como es debido, lo arrollará.
No es un acto de cobardía
El suicida no quiere morir; quiere dejar de sentir. Es un acto de desesperación y sufrimiento que quienes estamos sanos, quizás no entendamos porque nos cuesta ponernos en esos zapatos. Repito: no enfrentamos las situaciones de igual modo.
No necesariamente son enfermos mentales
Si pudiera tener que ver, pero no en todos los casos. El suicidio es una conducta que deriva de no saber afrontar ciertas circunstancias; es multicausal y puede darse en cualquier persona.
No es una conducta hereditaria
Tiene que ver con el punto anterior. Si en la familia hay antecedentes de trastornos mentales, es posible que exista esa tendencia pero por una cuestión de probabilidades que puede experimenta cualquier otra persona que afronte un momento difícil en su vida, más que por los antecedentes como tal.
Quienes sobreviven (por suerte o desgracia para ellos) sí querían hacerlo
Por lo general, cuando alguien queda vivo después de un intento de suicidio, creemos que solo quiso llamar la atención o que no estaba pensando claramente; pero la verdad es que sí sabía lo que hacía.
Los suicidas hablan del tema previamente
Es una de las grandes señales que casi siempre pasamos desapercibidas. Ellos hablan, investigan, buscan… y en el fondo lo que piden a gritos es ayuda.
Las mejoras en un cuadro depresivo grave no siempre son sinónimo de bienestar
La lógica nos dice que cuando a una persona deprimida se le ve mejor semblante o una felicidad repentina, es porque se siente mejor; pero puede ser también una señal de que ya ha tomado la decisión; eso le supone un alivio y una careta para elaborar y ejecutar su plan. ¿Se han preguntado alguna vez «por qué lo hizo si se le veía mejor»? Allí está la respuesta.
Y lo más importante… se puede prevenir
Existen indicadores de riesgo, señales que nos alertan; pero para ello debemos tener conciencia de todos los puntos anteriores para entenderlo, internalizarlo y actuar.
Anthony Michael Bourdain era rico, famoso, tenia una novia super sexy, su trabajo consistía en viajar por el mundo y comer cosas deliciosas y aún así se SUICIDÓ
Cada quien tiene demonios internos que los demás no entienden, no te rindas y busca ayuda#DiaMundialPrevencionSuicidio pic.twitter.com/nCiNkbMcVj— La Abuela Garcia ®™ (@rthur013) September 10, 2019
El suicidio se le puede atribuir a varias causas: factores neurobilógicos, trastornos mentales que derivan en estados depresivos; factores psicosociales; incapacidad de superar pérdidas o enfermedades…
Todos luchamos nuestras propias batallas; algunos salimos más airosos que otros; pero en la empatía está la clave. Tomemos en serio las señales, estemos más atentos; permitamos expresarnos. No hagamos las cosas más difíciles.