Por lo general solemos creer que ahora, como conocemos nuestros males, estamos en la capacidad de preservar mejor nuestra salud. Ni hablar de toda la información que podemos conseguir en Internet y la infinidad de gente recomendando productos para todo tipo de padecimientos. Pero, ¿no les pasa que se asombran con la cantidad de enfermedades «nuevas» y raras que hay?
Sí, nuevas = inventadas.
No es casualidad que ahora existan alrededor de 20 mil dolencias que antes eran inimaginables. Por supuesto, no debemos quitarle el mérito a la ciencia en su camino para descubrir verdaderos avances; pero no todo es lo que parece.
Sociedad de Hipercondríacos
En este mundo lleno de falsos mesías y seguidores incautos, ¿quiénes son los primeros beneficiados en crear nuevas enfermedades?
Tan sencillo como esto: La industria farmacéutica necesita seguir abriendo el mercado y promocionar sus nuevas mentiras. Los grandes laboratorios junto a médicos que fungen como mano derecha, se han dado la tarea de aprovechar nuestra ignorancia y nos está costando caro.
Según Joan-Ramon Laporte, jefe del servicio de farmacología del Hospital Vall d’Hebron, catedrático de farmacología en la UAB y director de la Fundación Instituto Catalán de Farmacología:
«Los medicamentos son la tercera causa de muerte tras el infarto y el cáncer, según estudios hechos en EEUU. Cada año mueren 100.000 personas por errores de medicación, y 100.000 por efectos adversos».
Al final todo se vuelve una cadena, el consumo excesivo de medicamentos nos dañan el organismo; la automedicación también nos juega una mala pasada y por si fuera poco, vivimos con una eterna ansiedad cada vez que sentimos alguna molestia porque empezamos a pensar hasta en qué tipo de cáncer podría ser; pero lo que es peor aún: buscar en Internet.
Así nos han inducido a ser una sociedad de hipercondríacos. Eso sí, tampoco todo es tan negro… evidentemente sí ha habido grandes descubrimientos que agradecer en manos de la ciencia, pero en general, nos hace falta todavía mucho criterio.
El rumbo que llevamos
¿Ya se enteraron que ahora se sufre de timidez patológica?, ¿que el colesterol es considerado una «enfermedad»?, ¿cuántas pastillas para adelgazar conocen?, ¿y qué me dicen de la osteoporosis? por lo visto ya no es solo un proceso natural del envejecimiento…
Así como estos, infinidades de padecimientos más que nos han hecho creer que tenemos; pero hay uno muy particular que ha entrado en la lista desde 2015: el Trastorno Negativista Desafiante.
Ahora resulta que discrepar no solo está prohibido, sino que automáticamente se convierte en un síntoma de que estás enfermo. ¿Se imaginan que a Nikola Tesla o a Copérnico los hubiesen dopado para quitarles esas «ideas locas» de la cabeza?, ¿qué sería de nosotros hoy?
Los grandes de la ciencia se han caracterizado por desafiar las reglas establecidas; eso precisamente es lo que nos ha permitido evolucionar. Los cambios sociales más importantes se han llevado a cabo por personas que se atrevieron a ir más allá de lo preestablecido y presentaron propuestas disruptivas. ¿También nos medicarán por eso?, ¿es una estrategia para doblegarnos? Seguramente la Iglesia Católica está de acuerdo con eso…
Lo que está más claro en todo este asunto es que ahora somos personas más débiles; a cada molestia, por muy mínima que sea, le ponemos una etiqueta de síntoma y para todo buscamos una medicación, muchas veces sin saber que es de los principales factores de riesgo reales para nuestra salud.
Sí, definitivamente estamos graves, pero no por lo que creíamos, sino por los niveles de ambición a todo motor.