A primera vista, Joe Goldberg técnicamente tiene todo para ser un excelente partido. Después de todo, estamos hablando de un tipo que es creativo, divertido, modesto, encantador, reflexivo y bien parecido; ¿cierto?
No tanto. La palabra clave en la declaración anterior es «técnicamente», porque Joe pertenece al club de los personajes problemáticos.
Tardamos muy poco en descubrir que lo que al principio parece un novio amoroso y atento, termina como un acosador frenético convertido en asesino en serie; capaz de hacer lo que sea necesario para mantener a su pareja de turno bajo su control absoluto. A pesar de ello, no falta quien tuitee sus deseos de ser «raptado» por Joe o que tan «sexy» es, a pesar de su cuestionable código moral. ¿Pero por qué?
No es la primera vez que un personaje de este tipo se ha convertido en el objeto del deseo de buena parte de los seguidores de una serie. Solo hay que ver al asesino misógino interpretado por Jamie Dornan en The Fall o la encantadora representación de Ted Bundy por Zac Efron en Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile. Una y otra vez, los personajes problemáticos -ficticios o no- aparecen en nuestras pantallas bajo una luz que hace que algunos espectadores pasen por alto sus crímenes atroces; reemplazando lo que debería ser asco por deseo.
Quizás la cuota de responsabilidad más obvia estaría en manos de los directores de casting; quienes escogen actores carismáticos y atractivos para este tipo de roles. Estas elecciones terminan alentando a los espectadores a sentirse en conflicto. Prueba de ello es la elección de Penn Badgley para interpretar a Joe Goldberg.
Pensándolo bien, Badgley no tiene características que nos hagan entrar en estado de alerta.
Él es el tipo de persona que ejemplifica a la perfección el exterior de Joe: Un tipo guapo y medio nerd. Después de todo, la idea principal detrás del show es que el «buen tipo» es mucho más aterrador que el chico malo.
Pero hasta ahora, no he dicho nada nuevo. De hecho, es una teoría defendida por Elizabeth Yardley, directora del Centro de Criminología Aplicada de la Universidad de Birmingham. En una entrevista con Real Crime, Yardley explicó que los asesinos seriales de la vida real son retratados como personajes cautivadores en documentales de crímenes porque el encanto es parte de su composición genética.
«Los asesinos en serie ponen a otros de su lado y se hacen cargo de cualquier situación con una combinación de cumplidos y sentido común»; explica. «Tienden a comprender muy bien las emociones de otras personas y se dan cuenta rápidamente de cualquier vulnerabilidad o debilidad para convencerlos de que hagan cosas que normalmente no harían».
Si bien eso explica por qué los espectadores pueden encontrar atractivo a un personaje problemático a nivel superficial, ¿por qué tantos fanáticos de You esperan encontrar una pareja que los trate como Joe trata a Beck? Fácil: Como sociedad, estamos condicionados a encontrar un comportamiento acosador no solo aceptable, sino entrañable.
«La emoción de la cacería» es una frase comúnmente usada durante la etapa del cortejo; una que resulta ser la base de muchas comedias románticas que conocemos y amamos. Estamos acostumbrados a que una protagonista femenina perseguida por su interés amoroso hasta que finalmente se convierte en su pareja es algo encantador, no espeluznante.
Si examinas todas tus comedias románticas favoritas con ojo crítico notarás que cada uno de esos héroes románticos se pasa de la raya en algún momento. Pensemos en Will en Notting Hill. Lucy en While you Were Sleeping; Cameron en 10 Cosas que odio de ti o incluso Bridget Jones en el diario de Bridget Jones: Si optaran por no hacerlo, las películas simplemente no funcionarían; además, cualquier cosa con un buen soundtrack parece un poco menos aterradora, ¿no?
Esa narrativa del gato y el ratón reduce el acoso de Joe a un gesto romántico más, similar al de ganarse a una mujer que está «jugando a hacerse la difícil», convirtiendo ambas conductas en símbolos de amor.
De cierta forma, la cultura pop se ha encargado de desensibilizar nuestra reacción ante ciertos estímulos o personajes problemáticos. Es claro que Joe es un ser humano malvado, pero la inclusión de su relación empática con Paco o Ellie, sumado a la buena apariencia de Penn y la relación que tenemos con la idea de «la emoción de la cacería», significa que algunos espectadores no pueden evitar romantizarlo.
…No tengo pruebas, pero tampoco dudas.