Mi prima mayor está en Texas. Ella también trabaja en el área digital y actualiza sus redes sociales constantemente. A principios de semana e envió un mensaje directo con el que me invitaba a unirme a un challenge bastante sencillo: Simplemente tenía que publicar una foto en blanco y negro; etiquetarla, usar el hashtag #ChallengeAccepted y pasarlo a otras mujeres a quienes considerara hermosas, fuerte e increíbles.
Sencillo, ¿no? Cuando te etiquetan en este desafío, te están poniendo entre la espada y la pared. En el mejor de los casos, te ves grosera si no respondes o, en el peor de los casos, como si no quisieras #empoderar a otras mujeres.
Para no caer en discusiones, escogí mi foto, seguí todas las instrucciones y seguí con mi día. Además me pareció una bonita forma de reactivar mi feed, que estaba medio comatoso y falto de actualizaciones.
Horas más tarde, y después de haber visto varias fotos con las mismas características empecé a preguntarme, ¿qué hay detrás de todo esto?
Esta tendencia, de la que participó desde tu vecina hasta tu actriz de Hollywood favorita, nació con un propósito muy distinto al de celebrar la sororidad.
La frase «Challenge Accepted» se ha usado más de 4 millones de veces en Instagram; cosa que tiene muchísimo sentido, sobre todo si pensamos en la cantidad de retos absurdos que han sido creados en las redes sociales.
Los críticos de esta nueva iteración lo calificaron como un gesto vacío que obstruye las redes sociales durante la pandemia; algo parecido a lo que pasó con los cuadros negros que ´pretendían amplificar las voces del movimiento Black Lives Matter. Quienes participaron, lo defienden como una forma inofensiva de apoyar a sus amigas y regalarse un respiro en medio de la crisis.
Pero el challenge de las fotos en blanco y negro nació en Turquía, como una forma de visibilizar los crecientes feminicidios en esa nación.
Según las estadísticas más recientes, durante el año 2019 se registraron 500 asesinatos de este tipo; pero esos registros no son confiables, pues hay suficientes datos que demuestran que los casos de violencia no se investigan, procesan y sancionan de manera efectiva.
Un usuario de Instagram, beelzeboobz, explicó la razón de ser de este reto. El challenge nació como una manifestación para que las mujeres turcas pudiesen alzar su voz sobre este problema; para solidarizarse con quienes han fallecido por esta causa y para demostrarle a sus pares que, en cualquier momento, pudiese ser su rostro en blanco y negro el que acompañe el reporte de su muerte.
El feminicidio no es un tema al que se le presta suficiente atención y tampoco es ajeno a la realidad latinoamericana. En las cifras más recientes de la CEPAL y el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG), en América Latina y el Caribe, 3.529 mujeres fueron asesinadas en 2018 por razones de género en 25 países de la región.
Después de toda esa investigación, entra la pregunta: ¿Qué hacemos? ¿Nos abstenemos de participar en cualquier tendencia? ¿Leemos una disertación de 40 páginas sobre un hashtag antes de colgar un selfie?
Ni lo uno ni lo otro. Con el auge de las redes sociales, el fenómeno del activismo performativo es algo cada vez más común; pero las tendencias están en constante movimiento. La clave está en mantenerse informado y conseguir un balance.
Por ejemplo, después de colgar mis dos selfies en blanco y negro, sin tener idea de las implicaciones, me informé y escribí este artículo. Y tú, ¿qué has hecho para pasar del simple activismo performativo al realmente activo?