Los cambios sociales del último siglo traen con sigo nuevos intereses, apalancados en las fuerzas que han cobrado en estos tiempos. En mayor o menor medida hemos empezado a ver materializarse lo que antes parecía imposible. Un ejemplo es el rumbo que ha tomando la ciencia desde 1930, con las primeras operaciones de cambio de sexo; y no distan mucho de lo que se está cocinando a fuego lento actualmente.
¿Será que en un futuro no muy lejano comencemos a ver hombres embarazados?
Aunque todavía es muy temprano para saberlo, ya los científicos están haciendo experimentos, tratando de averiguar cuál es el camino correcto, o el menos traumático, para llegar hasta allá.
Un primer acercamiento
En junio de este año se publicó en el archivo online de ciencia, bioRxiv, el primer experimento de embarazo en ratas macho. Este estuvo a cargo de la investigadora Rongjia Zhang y el profesor Liu Yuhuan, médico experimentado en obstetricia y ginecología en Shanghai.
Según la explicación del estudio, se trató de la construcción de un modelo de embarazo en ratas macho, mediante una estrategia de cuatro pasos:
En primer lugar, se produjo un par parabiótico heterosexual uniendo quirúrgicamente una rata macho castrada y una rata hembra, para poder transferir las hormonas y demás elementos clave que se encuentran en la sangre; lo que hace posible mantener un embarazo.
[Un parabiótico es la unión de dos individuos (natural o artificial a modo experimental), que comparten una circulación común de la sangre, como los gemelos siameses].
8 semanas después se realizó un trasplante de útero (UTx) en el parabiótico masculino. Una vez recuperados los ejemplares, los embriones en etapa de blastocisto (fase de desarrollo) se trasplantaron al útero injertado del parabiótico macho y al útero nativo del parabiótico hembra. Las cesáreas se realizaron en el día embrionario (DE) 21,5.
«A excepción de un feto reabsorbido, todos los fetos nacidos de los parabióticos femeninos estaban vivos después de la cesárea, aunque algunos de ellos murieron dos horas después», señalan los autores en su estudio.
Sin embargo, durante las cesáreas de los machos, los investigadores encontraron algunos fetos anormales muertos que poseían diferente morfología y color; así como atrofia o hinchazón de las placentas.
Para Zhang yYuhuan, la investigación reveló la posibilidad de un desarrollo embrionario normal en animales mamíferos machos; y cuentan con que puede tener un impacto profundo en la investigación de la biología reproductiva.
Otras opiniones
Tras la osadía de los investigadores chinos, tanto la comunidad científica, como el público en general tomaron partido al cuestionar la utilidad de los experimentos que utilizan estas condiciones altamente artificiales; en este sentido han solicitado la retractación del estudio del servidor de preimpresión.
“Si bien las manipulaciones quirúrgicas necesarias para generar los animales parabióticos utilizados en estos experimentos son muy delicadas y deben haber requerido una gran habilidad; cuestiono la afirmación de los autores de que han creado un modelo de gestación masculina con alguna relevancia real para el estudio de la reproducción»; dijo a The Scientist, Tony Wilson, biólogo del Brooklyn College que estudia la evolución de la reproducción.
Para Wilson, con las extensas manipulaciones requeridas, los autores han reemplazado efectivamente el sistema reproductivo masculino por el femenino; sin embargo han creado algo que razonablemente no puede llamarse embarazo masculino.
Por su parte, Clint Kelly, biólogo de la Université du Québec à Montréal, que estudia la selección sexual y biología evolutiva, fue incluso más allá:
“Este estudio ciertamente da mucho para reflexionar desde lo filosófico hasta lo logístico; pero una conclusión obvia es que las mujeres no son simplemente hombres con útero, como cualquier biólogo podría haberle dicho antes de que se realizara este estudio. El embarazo exitoso claramente requiere más que un útero y una exposición suficiente a la progesterona y el estradiol».
Mientras que otros, como Reza Ardehali, cardiólogo de la facultad de medicina de la Universidad de California en Los Ángeles, que ha publicado un protocolo de parabiosis en ratones; opinaron que en teoría la investigación era plausible, pero en la práctica debía ser revisada por pares replicando el método.
Hasta el momento, afirmar que el experimento supone un impacto realmente significativo en la biología reproductiva es bastante apresurado; pero si hay algo seguro aquí es que, como dijo el representante de la Universidad Nacional de Singapur, Owen Schaefer, :
«Este estudio tiene profundas ramificaciones sociales, además de plantear serias cuestiones de justificación / necesidad».