¿Quién no querría trabajar menos horas, pero seguir cobrando lo mismo? En Islandia tomaron esta idea y montaron un experimento para comprobar que es algo completamente accesible.
El experimento con la semana laboral se llevó a cabo entre 2015 y 2019. Durante este período, a 2500 trabajadores se les pagó lo mismo por trabajar menos horas. ¿El resultado? La productividad se mantuvo o mejoró en la mayor parte de los lugares de trabajo. Estos resultados llevaron a los sindicatos a negociar nuevos patrones de trabajo; ahora el 86% de la fuerza laboral islandesa o ya decidió trabajar menos horas por el mismo sueldo o pronto tendrá el derecho a hacerlo.
La jornada laboral de ocho horas no fue inventada por Henry Ford para aumentar la productividad de su fábrica. El responsable detrás de la condena del trabajador de oficina promedio fue el socialista galés Robert Owen. Su fórmula de «ocho horas de trabajo, ocho de recreación y ocho de descanso» definitivamente era mucho mejor que las 12 o 14 a las que estaban acostumbrados los trabajadores en las fábricas durante el siglo 19. Recordemos que en ese entonces, hasta los niños debían cumplir con ese requerimiento.
La sociedad occidental solo necesitó un par de siglos para re-evaluar el dichoso numerito. Además, después de un año de homeoffice y pandemia, la semana laboral tradicional se está volviendo obsoleta en el mundo empresarial actual.
Uno de los estudios más citados sobre esto fue el supervisado por la Universidad de Auckland y la Universidad de Tecnología de Auckland de Nueva Zelanda. Estos fueron sus resultados:
- En las 8 semanas que duró el estudio, los empleados lograron hacer el trabajo de 5 días en 4, por lo que la productividad aumentó en un 20%.
- El balance ente el trabajo y la vida privada mejoró significativamente del 54% al 78%. Los empleados dijeron que se involucraron más con sus familias, amigos, comunidad y con el aprendizaje extracurricular.
- Muchos empleados también dijeron haber experimentado mayores niveles de estimulación intelectual y creatividad; también expresaron sentirse más valorados por la empresa debido a que les dieron mayor poder de decisión sobre cómo trabajar.
- Los niveles de estrés disminuyeron de un 45% antes de la prueba a un 38% posterior. Pero es precisamente en este apartado donde los trabajadores reportaron el aspecto negativo más común del experimento: La sensación de urgencia y presión a la hora de cumplir con sus actividades.
El tratar de comprimir las actividades de 5 días de trabajo en 4 los hizo sentirse más cansados de lo habitual en sus días de descanso; razón por la cual necesitaban un día adicional para recuperarse.
Además, hay otro aspecto del que nadie habla: La semana laboral de 4 días es un lujo posible solo para aquellos que pueden comprimir su trabajo sin perder nada en el camino. En mi caso, no tengo mucho que perder: Solo soy una escritora independiente a tiempo completo que trabaja desde casa; por lo tanto estoy acostumbrada, para bien o para mal, a establecer mi propio horario.
Pero, ¿qué pasa si pensamos en el conductor del autobús escolar? ¿Qué día escolar te gustaría que se tomara esta semana? El personal de limpieza de los hoteles no puede condensar cinco días de hacer camas en cuatro. Las personas que trabajan en tu restaurante favorito probablemente no estarán muy contentas de que nadie se haya presentado a almorzar o cenar un viernes cualquiera.
Es posible que las empresas más pequeñas o el personal de sectores específicos -como la salud o servicios públicos- que necesitan contar con todo el personal en todo momento, no tengan la capacidad de ajustar los horarios o contratar trabajadores para cubrir los días adicionales en un día determinado.